Arquitectura de Información

Diferentes tipos de taxonomías para los procesos de Arquitectura de Información

Arquitectura de Información 8 min. de lectura

A través de estos sistemas de organización podemos clasificar y ordenar de mejor manera la información que queremos desplegar en una interfaz y optimizar la forma en la que un usuario llegará a esta.

Gráfico que muestra un ejemplo de Taxonomías en la etapa de arquitectura de información.

En el proceso de realización de la Arquitectura de Información de una plataforma digital (sitio web, aplicación u otro), nos hacemos cargo de ordenar, sistematizar y etiquetar el contenido que poseerá la plataforma. También, definimos las lógicas de navegación y jerarquías de los elementos, los que posteriormente pasarán a diseño visual y producción. Durante este proceso, es de suma importancia resolver cómo agrupamos y nombramos la información, por lo que las taxonomías se vuelven sumamente relevantes, pero ¿qué son y cómo las podemos clasificar? 

En primera instancia, la formalización de la Arquitectura se tangibiliza a través de un mapa de contenido (o navegación en muchos casos). A través de este, ordenamos los contenidos en base a su jerarquía, separamos los niveles de navegación, marcamos relaciones directas e indirectas con líneas y flechas. Gracias a su aporte, podemos ver por primera vez la magnitud real del proyecto que tenemos frente a nosotros.

Un buen mapa debe graficar todas las relaciones de jerarquía y así, permitirá al equipo elaborar los escenarios de comportamiento de los usuarios. Además, determinará la estructura de navegación de las personas a través del sitio o servicio online.

Por otra parte, es vital poder visualizar las taxonomías en el diagrama de navegación de la agrupación de contenido que hemos sistematizado en el mapa. De esta forma, tendremos un mapeo más completo de todo el panorama digital.

El valor de las taxonomías

Al referirnos al término taxonomías, hablamos de una forma de clasificar elementos. Es decir, de la operación mediante la cual agrupamos una serie de componentes con características comunes dentro de un mismo conjunto o clase definida por sus particularidades. 

El fin último de la taxonomía es presentar un sistema de clasificación que agrupe a toda la diversidad de organismos en unidades discretas dentro de un sistema estable, sobre las que les sea posible trabajar a los investigadores.

Toda categorización o clasificación debe definirse y evaluarse en función de su propósito, la naturaleza de los contenidos que describe y el tipo de necesidades de información de los usuarios. La clasificación de contenidos puede tener diferentes propósitos o funciones.

Una de ellas es facilitar la recuperación de información, que permite al usuario satisfacer sus necesidades de información; y también tiene un aporte instructivo o didáctica, el que se refleja cuando la categorización o taxonomía pretende influir en el modelo mental y semántico del usuario.

Tipos de Taxonomías

Adicionalmente, podemos clasificar las taxonomías existentes en una serie de clasificaciones, las que nos ayudarán a aplicar a nuestros proyectos. Estas son:

Taxonomía plana 

Taxonomía de carácter plana.

Se trata de un conjunto de categorías en el que todas se encuentran al mismo nivel y no presentan relaciones estructurales entre ellas. 

Es una opción adecuada cuando hay pocos contenidos que clasificar y pocas categorías que la forman. Cuando la taxonomía empieza a crecer es recomendable utilizar una de carácter jerárquica.

Taxonomía jerárquica 

Taxonomía de carácter jerárquico.

En esta taxonomía las categorías que la forman presentan relaciones jerárquicas, es decir, unas categorías son subcategorías de otras. 

En estas taxonomías hay que mantener un equilibrio entre el ancho (número de categorías por nivel) y la profundidad (número de niveles y subniveles).

Taxonomía relacional

Taxonomía de carácter relacional.

Cuando una taxonomía jerárquica crece de tamaño, suele ser común añadir relaciones transversales a las jerárquicas. De este modo, una categoría no estaría únicamente vinculada a su categoría superior y a sus subcategorías, también lo podría estar a categorías pertenecientes a otras ramas del árbol jerárquico con las que guarde alguna relación. 

En consecuencia, el usuario podrá navegar y explorar los contenidos no sólo verticalmente en la taxonomía, sino también transversalmente, y por tanto de forma más flexible.

Clasificación facetada (filtros)

Clasificación de carácter facetada.

Cuando el volumen de contenidos a clasificar es muy grande, las taxonomías jerárquicas pierden utilidad. Una alternativa es utilizar una clasificación facetada. Lo interesante de esta clasificación es que permite una navegación por filtrado.

El usuario comienza viendo el listado completo de recursos o contenidos clasificados, y conforme va seleccionando diferentes opciones o categorías de las diferentes facetas, este número de recursos se va reduciendo, mostrando únicamente aquellos que se corresponden con la selección hecha por el usuario. 

En este tipo de navegación, es el usuario el que elige libremente su propia vía de navegación para localizar la información deseada, en lugar de verse obligado a seguir rutas preestablecidas.

La relevancia del metadato

Ejemplos de metadatos.

Parte importante de definir una taxonomía es determinar los metadatos que establecerán el comportamiento de búsqueda en nuestro sistema. Los metadatos son información relativa a otra información. Al definir un grupo de metadatos para un objeto dado, lo estamos describiendo o en otras palabras, lo estamos caracterizando. Por ejemplo, HTML permite definir metadatos para una página web a través de su etiqueta <meta>. 

Esos metadatos (autor, keywords…) caracterizan la página, describen su contenido. Además, su valor puede verse en, por ejemplo en aquellos utilizados tradicionalmente en el entorno bibliotecario, los que están resultando de gran utilidad en la web, tanto en Sistemas de Recuperación de Información (back-end) como en Sistemas de Navegación (front-end). Gracias a esto, son una herramienta básica en la organización, clasificación y descripción de información, tareas propias de la arquitectura de la información.

La importancia de la arquitectura de información

Una plataforma digital con una óptima Arquitectura de Información permitirá a sus usuarios obtener una experiencia satisfactoria, de manera transversal. Detenernos a diseñar sobre sus modelos mentales que indagamos en los procesos de investigación nos ayudará a definir las taxonomías correctas para nuestro proyecto. Tener éxito en la usabilidad, accesibilidad y encontrabilidad de los contenidos será relevante sólo si realizamos un buen trabajo de arquitectura previo. 

En nuestras plataformas digitales, es importante que el sistema de navegación que diseñemos pueda develar una lógica que transparente la experiencia específica que queremos entregar a nuestros usuarios. Adicionalmente, esta experiencia se consolida y fortalece con determinados etiquetados o palabras, las que seleccionaremos para nombrar a cada una de las secciones, páginas y CTAs.

Los mapas de contenido no son solo cajas unidas con líneas y flechas (vocabulario visual de Jesse James Garret); más bien, deben tener una nomenclatura y taxonomía claras para convertirse en una herramienta útil para diseñadores y desarrolladores.

Referencias

¿Cómo creamos la arquitectura de información para nuestros proyectos?

Experiencia de Usuario: Principios y Métodos – Yusef Hassan Montero

Folcsonomías y Tesauros: Indexación y arquitectura colaborativa

¿Por qué Jorge Arango dice que la Arquitectura de Información tiene problemas de etiquetado?

Por una comunicación virtuosa entre arquitectos y desarrolladores

Acerca del Autor

Rodrigo Vera - Director Experiencias de Usuario

Director UX

Diseñador Gráfico especializado en Diseño UX con el interés de desarrollar experiencias memorables en la interacción de las personas con productos y servicios. Me intereso en el diseño de interacción más allá de la plataforma digital y de cómo puede proporcionar mejores experiencias en espacios públicos y hacer cambios reales en las vidas de las personas.

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