Ejercicio proyectual y el sesgo de confirmación
Nuestro bagaje y conocimiento, interfiere en la proyección de soluciones que creamos posibles en cada tarea o proyecto. ¿Cómo lidiar con los sesgos cognitivos en nuestras investigaciones? Desentrañamos algunos procesos cognitivos e inconscientes del diseño.
Se suele llamar a las profesiones provenientes de las finas artes, como profesiones de carácter proyectual. Un grupo en el que encontraremos principalmente carreras como la Arquitectura y el Diseño, con sus respectivas variantes: integral, gráfico, industrial, vestuario, etc.
Wikipedia nos dice que el diseño se define como el proceso previo de configuración mental o “prefiguración”, en la búsqueda de una solución en cualquier ámbito. Se aplica habitualmente en el contexto de la industria, ingeniería, arquitectura, comunicación y otras disciplinas que requieren creatividad. El diseño involucra variadas dimensiones que van más allá del aspecto, la forma y el color, abarcando también la función de un objeto y su interacción con el usuario.
Durante el proceso de creación, se debe tener en cuenta además, la funcionalidad, la operatividad, la eficiencia y la vida útil del objeto de diseño.
Método versus creatividad
Autores como Herbert Simon y Christopher Alexander postulan que se debe “cientificizar” el diseño o al menos consolidar el camino para que el diseño sea cimentado por la razón y no solo por la intuición. Para esto, proponen una forma en que el diseño debe ser enseñado o instruido, de forma que pueda hacerse cargo de sí mismo.
Simon es claro en decir que las “ciencias naturales” se estandarizaron en distintas escuelas académicas (medicinas, química, física, etc), pero que este proceso ha sido distinto en carreras que se preocupan de “la creación de lo artificial” (o ciencias artificiales); por cuanto se deben proyectar soluciones en base a un contexto que ya es estudiado por otros.
Esto nos llevaría a entender cómo el problema de diseño; es decir, el hacerse cargo de la forma, es o debe ser un asunto metodizado y matemático para llegar a una solución.
El carácter proyectual
Tras el éxito del Design Thinking como una forma de estandarizar “procesos de diseño” y encontrar soluciones a desafíos de negocio; hemos entendido el rol del ciclo “generación-prueba” como algo normalizado y evidente en nuestros procesos proyectuales.
En “La ciencia de lo artificial”, Herbert A. Simon dice que una forma de abordar el ciclo “generación-prueba” sería considerar la descomposición de este proceso virtuoso. Considerando que las relaciones entre los componentes no pueden ser ignoradas completamente, debemos pensar en el proceso de diseño como un ejercicio participativo. En el que primero generamos las alternativas y, después, las probamos con una completa serie de requerimientos y limitaciones.
A su vez Christopher Alexander, en “Ensayo sobre la síntesis de la forma”, dice que entre los diseñadores abunda la superstición de que el análisis de sus intuiciones tiene un efecto letal; y el desgraciado efecto de esto es que han sido muy pocos los diseñadores que intentaron comprender analíticamente el proceso del diseño. Frente a esta problemática, Alexander plantea que hay que acabar con los fantasmas que acosan a los diseñadores. Los mismo que los hacen creer que el análisis es inconciliable con el auténtico problema del diseño.
La escuela superior de Ulm, continuadora del estilo y espíritu de la Bauhaus, representa claramente la tendencia hacia un diseño científico apoyado en el uso de métodos sistemáticos. Tomás Maldonado y Gui Bonsiepe desarrollaron un análisis interesante al respecto. En particular, en temas como la relación hombre-máquina, donde dicen que no se han considerado factores humanos fundamentales como los sociales y culturales.
Sobre temas como la investigación de mercado los autores dicen, que el diseño no puede ser reducido a una simple interpretación científica del gusto, los deseos e incluso los sueños del consumidor. En ese sentido debemos entender que como diseñadores nos enfrentamos a sesgos a la hora de plantear soluciones que no están debidamente analizadas y validadas.
El sesgo de confirmación
Los sesgos cognitivos son parte de los procesos por los cuales interpretamos estímulos que recibimos del ambiente. Esto involucra la categorización y clasificación instantánea de la información, sin realizar análisis detallados de cada porción de información que recibimos.
Muchas veces, esto puede conducir a lecturas erradas o insuficientes acerca de la realidad. Debido a que es un procesamiento rápido que responde a optimizar la toma de decisiones.
La ideación de soluciones y por tanto, los procesos mentales por los que transitan los diseñadores, no están exentos a estos sesgos cognitivos, por lo que su participación en estos es fundamental.
El sesgo de confirmación, por su parte, es la tendencia con la que interpretamos la información que recibimos por medio de la coherencia con nuestras ideas o pensamientos. Las evidencias que apoyen nuestras ideas o percepciones tienden a ser válidas; mientras que aquellos elementos que nos contradicen se perciben como erróneos y se desechan.
Es así, que se define como un comportamiento inconsciente que puede resultar tremendamente dañino al momento de buscar soluciones.
Los sesgos de confirmación provocan engaños en nuestra intuición y por lo tanto, creemos que podemos operar alejados de la observación metódica y racional. Sin embargo, esto sólo entorpece los procesos de diseño.
El diseño que aporta
Para lograr que el diseño agregue valor al desarrollo de un proyecto, este debe ser metódico y permitirnos mantener nuestro sesgo de confirmación al margen, evitando buscar validación en información que confirme las propias creencias o hipótesis.
Cómo lo decíamos en otro artículo, trabajar con usuarios nos hace detenernos en sus historias, sus condiciones y finalmente, en sus conductas. El diseño centrado en las personas necesariamente nos implica llenar ciertos espacios de incertidumbre con hallazgos provenientes de nuestras investigaciones.
También, nos ayuda a evitar el sesgo de confirmación en nuestros procesos de creación de productos y servicios. Esto porque tiene un aliciente de vital importancia en la investigación. Cuando investigamos, debemos considerar una gran cantidad de información. Esta va desde las necesidades, rasgos y dolores, hasta los contextos de vida de nuestro público objetivo. Todos son datos clave para evitar deficiencias y debilidades en nuestra estrategia.
El diseño es metodológico
Un buen diseño es aquel que no deja situaciones al azar. Para esto, se deben ejecutar una serie de procesos que nos ayudarán a alcanzar nuestras metas y satisfacer las necesidades de las personas.
Si nuestra metodología es incorrecta, difícilmente llegaremos a buen punto. Investigar de buena manera a nuestros usuarios, no tan sólo será beneficioso para ellos, sino que facilitará la elaboración del producto o servicio.
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