Estrategia

Planificar para no perder el rumbo en proyectos digitales

Estrategia digital 4 min. de lectura

Cada vez que nos enfrentamos al desarrollo de un proyecto digital nos encontramos con requerimientos pobres y poco definidos. Muchas veces las estimaciones que se realizan son de tipo general, sin hacerse cargo del esfuerzo que podría tomar la tarea de materializar la idea. Es aquí donde nos encontramos con clientes que esperan tenerlo todo sin saber cuánto podría costar o cuánto trabajo significa tener y mantener una plataforma. Clientes hipnotizados por la moda de las aplicaciones, tal como cuando a fines de los noventa era obligación levantar un sitio web, sin saber necesariamente para qué serviría. Veinte años más tarde este deseo por un sitio web se ha convertido en aplicaciones, web apps, servicios y presencia en redes sociales. Muchas veces estos anhelos funcionan en el papel como una excelente idea, pero que al evaluar su alcance pierden sentido y terminan malgastando recursos valiosos.

Preguntando se llega a Roma

Al primer contacto con el cliente interesado en levantar un proyecto digital, lo que hacemos es averiguar qué quiere hacer y para qué lo necesita. Aunque estas son preguntas casi obvias en el contexto de cualquier proyecto, sucede que pocas veces han sido formuladas y menos respondidas. Por ejemplo, una aplicación móvil debe competir con una infinidad de otras en las tiendas de apps de Apple y Google. Evaluar si es más que una buena idea implica ayudar al cliente a responder estas simples preguntas:

  • ¿Puede competir tu aplicación sencilla y desarrollada con un excedente de presupuesto con gigantes como Candy Crush, Evernote o Whatsapp?
  • ¿Cuántas aplicaciones son similares a tu idea?
  • ¿Cuántas aplicaciones son usadas efectivamente en un móvil?¿Cuántas usas en tu vida diaria?
  • ¿Qué ventajas le entregarás a los usuarios que instalen tu aplicación?¿Qué necesidad resolverás?

Es vital que definamos el alcance de los proyectos en conjunto con los clientes. Aunque el ejemplo se restringe a aplicaciones móviles, las preguntas se adaptan a un nuevo diseño, más funcionalidades en un sitio web, presencia en redes sociales; en resumen, a cualquier proyecto. En IDA sabemos que es necesario invertir tiempo para pensar y entender antes de cotizar, para así dar un servicio diferenciado a nuestros clientes. Lo esencial es no solo cotizar lo que nos piden, sino que ayudarlos a cotizar lo que realmente necesitan.

El éxito está en trazar el camino

bifurcacion

Dar forma a un proyecto es similar al de planificar un viaje. Como en el mundo físico, todo depende del punto que definamos como referencia o partida, junto al destino que queramos alcanzar. En el caso de un viaje, si miramos un mapa y ubicamos nuestra partida y llegada, fácilmente tendremos un camino trazado y podremos calcular, por ejemplo, cuánto nos tomará llegar de un punto a otro. Lo que no vemos al revisar el mapa son todos los obstáculos que presenta el camino. El problema aparece cuando bajamos a nivel del suelo y comenzamos la ruta. Es aquí donde aparecen trabajos en la vía, barrios que no conocemos, calles cortadas, variaciones climáticas, irregularidades en el terreno y otros sucesos que a primera vista no tuvimos en consideración. Esta realidad nos lleva a reevaluar nuestro proyecto. Ya lanzados a la aventura, debemos volver a trazar la ruta, mirando de cerca cada detalle del terreno, del tráfico o del clima, para hacer las correcciones. Quizás, luego de la reformulación, la ruta que antes era directa ahora se transformó en un zig-zag, recorriendo el doble de kilómetros para evitar un terreno no pavimentado, un exceso de tráfico o un camino mal iluminado. La analogía con la planificación de un viaje nos permite comparar la dinámica de un diseño a ciegas de un proyecto, cuando su conceptualización ha sido pensada sin considerar la experiencia de usuario final como un factor determinante a la hora de diseñar un proyecto digital.

Seis factores que no debemos olvidar al planificar un proyecto digital:

Tener objetivos claros:

Antes de comenzar cualquier labor, lo esencial es establecer objetivos de forma medible y cuantificable.

Documentarlo todo

Las palabras se las lleva el viento. Si está por escrito, en cambio, eliminas la incertidumbre y aumentas la eficiencia.

Pensar en el usuario

Diseñar para cumplir con expectativas del gerente no resuelve los problemas ni las necesidades de los usuarios.

Ofrecer la mejor experiencia

La experiencia de usuario es un elemento vital en un proyecto digital. Si no entregamos un producto que entregue valor agregado al día a día de un usuario, estaremos poniendo un grano de arena más en la playa. Necesitamos hacer que el producto final destaque, sin importar el tamaño ni la complejidad, sino la utilidad.

Pensar en modo escalable

Tal como reza la frase “pensar en global, actuar en local”. Esta filosofía aplicada al trabajo no permite idear proyectos con objetivos a largo plazo, que puedan ser desarrollados en pequeñas etapas.

Evaluar, medir y mejorar constantemente

Cuando un proyecto nace, debe considerar de inmediato cómo crecerá, cómo evaluará sus resultados y cómo se reinventará según los indicadores que obtenga.

Acerca del Autor

Investigamos las tendencias en proyectos y estrategias digitales para complementarlas con nuestra experiencia en artículos informativos. Nuestro objetivo es aportar al desarrollo del área, discutiendo la efectividad de las tecnologías y técnicas aplicadas.

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