Co-creación

La disrupción como eje de la creatividad e innovación

IDA 8 min. de lectura

Cada vez es más difícil dar con soluciones nuevas para los problemas de la sociedad. Hoy el desafío está en decidir entre la seguridad de una fórmula conocida o arriesgarse con algo totalmente nuevo ¿Qué harías tú?

La Real Academia Española define el término disrupción como rotura o interrupción brusca. Llevado al mundo empresarial, un modelo de negocio disruptivo puede definirse como una nueva forma de dar valor a los clientes utilizando enfoques tecnológicos que difieren profundamente de los empleados previamente por la empresa o sus competidores.

Hace unos años se puso en boga el término “disrupción”. De hecho cuándo se organizó el Interaction South America en Santiago el año 2016, este fue el tema central de la conferencia para aglutinar las charlas de empresas como Uber, Vimeo e incluso Youtube. Hoy, a 4 años de eso, vivimos en un mundo en el cuál los modelos disruptivos ya se hicieron presentes.

Las economías colaborativas, por ejemplo, florecieron como una forma de estandarizar una forma de negocio frente a un modelo de industria establecido. Ejemplo de ello es Uber, un medio de transporte sin un solo vehículo en su flota, tal como Pedidos ya, Glovo y otras plataformas que usan un sistema similar con motorizados flotantes.

Esas herramientas se establecieron irrumpiendo y soslayando los márgenes legales de cada país en que aterrizaron, como un modelo de negocio eficiente para gente que necesita trabajar de forma rápida en una economía cada vez más visceral.

Así, facilita un método de ingresos para los segmentos más vulnerables de cada sociedad. Que en Chile están compuestos, en su mayoría, por personas sin trabajo, sistema de salud, o que no poseen seguridad laboral, como lo es la población migrante en la actualidad. Aún cuándo estos modelos de negocios no se hacen cargo de la protección laboral pertinente, sí son una fuente de ingreso para muchas personas.

Tecnología disruptiva o innovación disruptiva

Es aquella tecnología o innovación que conduce a la aparición de productos y servicios que utilizan preferiblemente una estrategia disruptiva (‘que produce ruptura brusca’), frente a una estrategia sostenible, a fin de competir contra una tecnología dominante. Lo que busca una progresiva consolidación en un mercado.

Aunque inicialmente el término disruptivo proviene de la economía, actualmente comienza a tener mucha importancia a la hora de plantear estrategias de desarrollo en los departamentos de I+D de muchas compañías.

Sin embargo, esta innovación disruptiva está basada en cambios rápidos e intensos de innovación en modelos de negocio preexistentes, o en la emergencia de otros completamente nuevos que afectan profundamente a los mercados.

Disrupción en nuestra historia.

El proyecto Synco o proyecto Cybersyn (también conocido como Synco) fue el intento chileno de planificación económica controlada en tiempo real, desarrollado en los años del gobierno de Salvador Allende, entre 1971 y 1973.  En esencia, se trataba de una red de máquinas de telex que comunicaba a las fábricas con un único centro de cómputo en Santiago, donde se controlaba a las máquinas empleando los principios de la cibernética.

Synco es popularmente conocido por ser un ejercicio disruptivo de conexión cibernética antes de la explotación del uso de Internet en el mundo.

Por otra parte está el caso de Virtualia que nace en 2001 como un sitio web creado para formar comunidad, tal como venían haciendo varios sitios de la era 1.0 de internet. La diferencia es que acá se fue un paso más allá, bastante más allá; creando una idea de sistema social e identificación con sus usuarios.

Los virtualianos no navegaban, sino que habitaban un país virtual donde se relacionaban, compartían e incluso se casaban según las reglas de su geografía de bits. Con esas reglas, administraban medios y podían participar de un sistema bancario llamado Fanimanis del cual fueron parte instituciones como el Bci y el Banco de Chile. Y, por supuesto, como todo país, tenía un lema emblemático: “Somos en red, somos la red”.

Disrupción moderna

En el caso de Notcompany, un ingeniero comercial, un bioquímico y un informático experto en inteligencia artificial (los tres chilenos) se unieron para conformar una empresa que en menos de dos años ya ha levantado US$3 millones, gracias a un sofisticado algoritmo que crea productos sanos a partir de ingredientes vegetales.

En menos de un año posicionaron su NotMayo – mayonesa sin huevo hecha a base de garbanzo-  y ahora, se preparan para lanzar la leche vegetal NotMilk, y el helado NotIceCream. Todos productos con una fuerte declaración de principios. En marzo, esta  “startup” chilena recaudó US$ 30 millones en una rueda de financiamiento liderada por el fondo The Craftory y con participación del fundador y presidente de Amazon, Jeff Bezos, entre otros inversores.

Por otro lado, el concepto principal de Algramo es vender productos en almacenes de barrio y que estos estén al alcance de todo público. El objetivo es que el almacenero pueda ofrecer precios parecidos a los de un supermercado y así la gente pueda tener el mismo acceso, desde su almacén de barrio, los cuales hoy en día son mucho más caros.

Este emprendimiento reafirma la importancia de que existan proyectos que contribuyan al desarrollo social del país. También entrega la certeza de que “normalmente para un emprendedor, el éxito está en torno a la generación de recursos, en cambio, en el emprendimiento social está la generación de recursos, pero también y de igual manera, está la importancia del impacto social y medioambiental”, así lo afirma su creador, José Manuel Moller.

Tanto ha sido el impacto de Algramo, que ha ganado un sinfín de premios y reconocimientos como Chivas Regal “The Venture” y ser nombrado por Fast Company como una de las 50 empresas más innovadoras. El año 2019 Algramo ganó el premio a la categoría Disrupting en los Interaction Awards 2019.

Desde IDA

Estos son sólo algunos ejemplos de éxito disruptivo. Para nosotros, en IDA, es importante apoyar los procesos disruptivos, tanto desde la investigación como desde las herramientas de co-diseño. Concebir la disrupción como pensar fuera de la caja es uno de los valores que puede entregar el research en procesos de diseño, de conocer los hábitos de los usuarios y también sus deseos.

Procesos de investigación eficientes nos permiten conocer cuáles son las expectativas de nuestros usuarios, qué tan conservadores pueden ser frente a ciertas iniciativas o qué tan dispuestos están a cambiar de hábito.

En IDA tenemos distintos procesos y momentos en los que la disrupción emerge. Uno de los que ha sido más constante para nosotros es mantener un blog diario, que comparte parte de lo que hacemos, desde la disciplina y también, desde la experiencia.

El desafío constante es trabajar en equipo y aprovechar las aptitudes y capacidades de cada integrante. La multidisciplinariedad es fuente de creatividad e innovación en las distintas áreas del trabajo que hacemos y nos permitirá crear soluciones útiles y significativas para nuestros usuarios.

 

Fuentes:

 

Acerca del Autor

Rodrigo Vera - Director Experiencias de Usuario

Director UX

Diseñador Gráfico especializado en Diseño UX con el interés de desarrollar experiencias memorables en la interacción de las personas con productos y servicios. Me intereso en el diseño de interacción más allá de la plataforma digital y de cómo puede proporcionar mejores experiencias en espacios públicos y hacer cambios reales en las vidas de las personas.

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