Liderazgo y feminismo

¿Por qué las mujeres no podemos ser neutrales?

Experiencia de Usuario 7 min. de lectura

El feminismo nos plantea aprender nuevas formas de relacionarnos, basadas en el respeto por las demás personas, y en la valoración de nuestras propias capacidades y habilidades en la construcción de una idea de bien común. ¿Cómo articulamos eso desde nuestro rol como lideresas de equipos?

Mujeres no neutrales en el poder.

Ser mujer y lideresa no puede ser una actividad neutral. Porque, por ser mujeres, no podemos ser neutrales. El miércoles 9 de marzo, mientras participaba de una Fast Track Session, en el marco del proyecto Advancing Chilean women participation in the UK, pensaba en esto.

Como su nombre lo dice, Advancing Chilean women participation in the UK es un proyecto de investigación que tiene por objetivo mapear a empresas de servicios tecnológicos fundadas y/o lideradas por mujeres, que quieran internacionalizar su negocio. 

El estudio, liderado por Patricia Hansen y Sofía Herrera, y encargado por la embajada de Reino Unido en Chile, tiene un especial foco en ver el potencial de estas empresas para exportar servicios a UK, y cómo se resuelven las brechas que entorpecen esa expansión.  

Personalmente, la experiencia fue muy reveladora. Lo anterior, no fue sólo porque en Reino Unido el diseño de experiencia de usuario tiene grandes referentes y es un ámbito relevante para el diseño de productos y servicios. También, porque no había tenido muchas instancias de estas características para conocer a mujeres que también lideran empresas. 

¿Liderar desde lo femenino o desde el feminismo?

¿Qué cosas definen el liderazgo de una mujer? ¿Qué cuestiones hacen que nuestro liderazgo sea distinto? ¿Cuáles son los mitos y prejuicios en torno a las mujeres que lideramos? Son preguntas complejas de responder y que, por lo que pude compartir con otras mujeres, son cuestionamientos que cruzan nuestra gestión a cargo de equipos, empresas, gobiernos, etc. Y no. No podemos ser neutrales, porque el feminismo no lo es.

Mary Beard plantea que no tenemos ningún modelo del aspecto que ofrece una mujer poderosa, “salvo que se parece más bien a un hombre”. Y da como ejemplo, el estilo del vestuario de Angela Merkel o Hillary Clinton, usando trajes de 2 piezas como si fuesen hombres. También enumera otras cosas, como que no podemos hablar fuerte, que debemos tratar de pasar inadvertidas por nuestra apariencia, o que tomemos cuestiones que nos hagan parecer más viriles, para “encajar mejor en el papel de poder”. 

Según Mary Beard, pareciera que se ha convenido que “la debilidad es inherente al género femenino”.  Y por eso creo que nuestro liderazgo no puede ser neutral. 

No, no podemos liderar como hombres, porque no lo somos. Pero, tampoco podemos liderar de manera neutral porque, como mujeres, sabemos que la (supuesta) neutralidad nos ha puesto donde estamos, en un segundo plano en muchos ámbitos de la vida en sociedad y de la vida doméstica también. 

Liderazgo multitask

En la reunión que tuvimos, luego de la Fast Track Session, con Vicky Ford, Minister for Africa, Latin America & Caribbean, y Louise de Sousa, embajadora de UK en Chile, pudimos conversar sobre cómo era ser mujer y emprender. 

Todas coincidimos en lo solitario que era y en la dificultad de conciliar familia y trabajo. También, en cómo las mujeres nos veíamos excluidas de espacios de camaradería que están cómodamente pensados fuera del horario laboral y en el que, especialmente las mujeres con hijos e hijas, nos resulta más difícil participar. 

Más allá de la responsabilidad

Liderar un equipo es una de las responsabilidades más grandes que he tenido en mi carrera profesional. Es un rol solitario, que desgasta y que requiere que estemos siempre preocupadas de las demás personas antes que de nosotras mismas. También es un rol ingrato, porque muchas veces, aunque crees que te preocupaste de todos los detalles y cuidaste a las personas que lo integran, eso no es reconocido. 

Es difícil ser mujer y ser lideresa, porque muchas personas esperan que cumplas con la idea del rol de un hombre líder, pero no ven valor en que tú -como mujer- puedas tener una forma distinta de liderar. También, es fácil que -como mujer- no esperen que seamos exigentes o busquemos el máximo potencial de cada integrante de nuestro equipo. Muchas veces, la expectativa es una mamá a cargo de sus pollos, cuando en realidad, el foco del liderazgo va por otro lado. 

Un entorno dominado por hombres

Mujeres participantes del "Advancing Chilean women participation in the UK".

No todas nacemos “siendo” lideresas. Muchas hemos ido aprendiendo sobre la marcha, mirando a nuestras jefaturas -especialmente, si son mujeres- o, como es mi caso, a mi mamá, que es la primera jefa que conocí. Ese proceso de aprendizaje está marcado, además, por cómo ha sido nuestro camino para llegar a los distintos cargos; pero también, en cómo nos hemos preparado para poder estar a la cabeza de un equipo profesional. 

No voy a profundizar en las mejores maneras para liderar, porque harto se ha escrito sobre aquello. Se requiere empatía, ser convocante y capaz de potenciar el talento. Pero, cuando eres mujer, siento que la exigencia de rigor y profesionalismo no es algo que se espera si quien lidera es mujer. 

En mis más de 15 años de trayectoria profesional he tenido 5 jefas mujeres y, si hay algo que me marcó mucho, fue lo difícil que era para ellas liderar en un mundo hecho por hombres. Es cierto que en los últimos años el número de mujeres que lideramos ha aumentado, pero aún no es suficiente. 

Acabar con la brecha 

Hay una brecha de género importante y los números hablan por si solos. Desigualdad salarial, desproporción en la distribución de tareas asociadas al cuidado y directorios llenos de hombres, sin participación femenina; estos son solo algunos de los problemas que se aprecian en la cotidianidad. 

Cubiertos por esos indicadores, también hay un número de micromachismos que enfrentamos a diario quiénes lideramos equipos siendo mujeres. Todas nos hemos enfrentado a un cliente que no reconoce nuestro rol por ser mujeres o, incluso, en los propios equipos que lideramos, hay quienes no validan nuestras instrucciones o decisiones porque no están cómodos con una jefa que es mujer. 

Cambiar el paradigma

Llevo varios años trabajando en cargos relacionados con tecnología, y aún me sorprendo cuando hombres no conciben que una entienda conceptos relacionados al lenguaje de programación, por ejemplo, aún cuando no soy programadora (ni lo seré). Ni hablar de las veces que me han interrumpido para decir lo mismo que dije antes, pero de otra forma, o peor, me han explicado de vuelta lo que acabo de decir. 

Resulta evidente que, como mujeres, no podemos -además- hacernos cargo de educar a los hombres para que dejen su machismo añejo atrás. Pero sí, podemos hacer cambios a partir de la manera en que lideramos. 

Acerca del Autor

Andrea Zamora - Directora General

Directora General

Lidero el trabajo de una de las consultoras en diseño de experiencia más importantes de Chile. Con nuestro equipo entendemos cómo comunicar y posicionar productos y servicios, generando experiencias deseables en los usuarios finales. Nos desafía que logren pasar de la conversación a la conversión, a través del diálogo de las marcas e instituciones, con los usuarios que las consumen y requieren.

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