Día Internacional de la Mujer

8M: Nunca más sin nosotras

Experiencia de Usuario 11 min. de lectura

En una nueva conmemoración del Día Internacional de la Mujer, resulta necesario volver a recordar que la paridad y la equidad de género son imprescindibles para construir una mejor sociedad. Como diseñadoras UX tenemos la responsabilidad de favorecer estos procesos de cambio cultural.

Mujeres unidas dicen "nunca más sin nosotras en la opinión de Andrea Zamora para Blog IDA.

Han pasado algunas horas desde la marcha del #8M en la que participamos millones de mujeres alrededor del mundo y aún no supero la alegría y la euforia. Éramos tantas, de distintas edades, abuelas, mamás, hermanas, hijas, amigas, parejas, y más. Todas reunidas en tantos lugares al mismo tiempo. Queríamos estar ahí para decir que nunca más sin nosotras, porque no estamos todas.

Mientras caminábamos por Providencia hacia la Alameda, en Santiago, pensaba en que, siendo tan distintas física, social y culturalmente, es muy doloroso saber que todas nos sintamos abusadas de alguna manera. En nuestros trabajos, en nuestras casas, en nuestras familias, en el colegio o en la universidad. Todas conocemos el caso de alguna mujer que ha sido violentada. 

En este contexto, ¿cuánto hemos hecho quienes nos dedicamos al diseño de experiencia en visibilizar los dolores de las mujeres o de quienes se identifican con el género femenino? Partiendo de la base que nuestra disciplina trabaja desde la empatía, y que debemos investigar a los usuarios para poder diseñar soluciones significativas y adecuadas, ¿hemos considerado a las mujeres en nuestros procesos de UX Research? 

Cambios tan pequeños como hablar de diseño centrado en las personas y no en el usuario (masculino genérico), parecen una raya en el mar frente a una brecha tan grande. Entonces, ¿cómo estamos diseñando con perspectiva de género?

Diseñar con perspectiva de género

El género como elemento social es una de las contribuciones más importantes del feminismo a nuestra sociedad contemporánea. Nos ha obligado a plantearnos más allá del sexo biológico y ha puesto énfasis en que el género es transdisciplinar. 

Para comprenderlo mejor debemos entender que existen relaciones de poder que rigen la forma en que nos relacionamos socialmente. Con discursos hegemónicos que, históricamente, han puesto al género masculino por sobre el femenino. La discusión sobre estos discursos planteada por las feministas ha permitido comprender que no son cuestiones naturales (sólo por ser hombres), sino que tienen un trasfondo sociocultural vinculado al patriarcado y a la manera en que hemos construimos la sociedad hasta ahora. 

Relaciones dominantes

Lo analizábamos con Paz Peña hace algunos meses, a propósito del Día Internacional contra la Violencia hacia la Mujer. La tecnología permite amplificar la violencia que sufren las mujeres. Por ejemplo, en el caso de que esta sea digital, reportar o denunciar no es un proceso fácil e intuitivo.

Es ahí donde quienes trabajamos como diseñadores UX tenemos una inmensa responsabilidad. Idear y crear productos y servicios que sean éticamente responsables con las mujeres. Desde cuestiones tan sencillas como definir la interfaz de una plataforma, hasta aspectos más críticos como el flujo para reportar un caso de acoso online o hacerle seguimiento a una denuncia. 

Diseñar experiencias feministas

Ante esto, la pregunta constante es: ¿Cuánto estamos considerando a las mujeres en nuestro trabajo? Y aquí se abren dos aristas (por lo menos) para el análisis. 

La primera tiene que ver con cómo las soluciones que diseñamos son idóneas para que sean utilizadas por mujeres en toda la amplitud que eso significa. Por ejemplo, qué tan fidedignos podemos ser al momento de crear un arquetipo femenino. También cuánta data tenemos que nos permita relevar realmente los dolores que las aquejan y cuáles son las necesidades que ellas tienen. 

Caroline Criado Pérez plantea en La Mujer invisible que: 

“cuando diseñemos un mundo que esté destinado a funcionar para todos, necesitaremos que haya mujeres en la sala. El hecho de que quienes toman las decisiones que nos afectan a todos sean hombres blancos y sanos (nueve de cada diez en Estados Unidos) también constituye una brecha de datos, como lo es que en las investigaciones médicas no se recopile información sobre los cuerpos femeninos. Al no incluir la perspectiva de las mujeres se impulsa un sesgo masculino no intencionado que (a menudo de buena fe) pasa por «neutro» desde la perspectiva de género”. 

Por ejemplo, pongámonos en el caso de que estamos creando arquetipos para programas de postgrado de una universidad. ¿Nos hemos preguntado cuáles son las dificultades que enfrenta una mujer para seguir estudiando? ¿Sólo pensamos en si tiene hijos y quien se los cuida para que ella pueda estudiar? ¿Hemos pensado siquiera en lo competitivo que puede ser su trabajo y en que, probablemente, gana menos que un compañero en el mismo puesto?

Esos elementos, que pueden parecer menores, determinan la forma en la que logramos hacer una interpretación de datos realmente multifactorial. Es nuestra responsabilidad plantear a quienes se encargan de contratar nuestras consultorías, preguntas que vayan más allá de incluir o no mujeres. 

El perfil femenino

Hace algunos días, la corredora de bolsa Larraín Vial fue seriamente criticada luego de que una mujer, trabajadora de esa empresa, denunciara que tuvo que amamantar a su hija de tres meses en el baño de su lugar de trabajo. El gerente de recursos humanos determinó que eso era lo más cercano a una sala de lactancia; aún con todo el riesgo sanitario que implica amamantar o extraerse leche en un baño. 

Este caso es un lamentable ejemplo de cómo estamos pensando e ideando la experiencia con perspectiva de género. Muchos justifican lo de Larraín Vial con que el rubro bursátil es mayoritariamente masculino. Sin embargo, en 2020, cuando la participación laboral de las mujeres está presente en prácticamente todas las industrias, resulta un tanto inverosímil. 

Trabajar siendo mujer (y madre)

Pasé gran parte del 2019 embarazada y, cómo era mi segundo embarazo, decidí hacer algunas cosas distintas. 

El embarazo me encontraba con muchas responsabilidades nuevas, que no podía delegar o traspasar. En {ida estábamos creciendo, con varios proyectos y clientes nuevos. Además, estábamos consolidando el área de UX Content que era un desafío personal cuando llegué a la empresa. 

Académicamente, se dictaría por primera vez el diploma en UX Content Strategy en mi querida Escuela de Periodismo PUCV. Yo, además de ser profesora en algunos módulos, era la coordinadora académica.

Fue en medio de esa vorágine que supe que sería mamá de nuevo.

Control de cambios

¿Por qué hacer las cosas distintas esta vez? Porque podía y debía. Y como ya había estado embarazada antes, tenía claro qué cosas quería hacer de otra forma. 

Lo primero tuvo que ver con mi responsabilidad comercial en {ida. No lo dejaría de lado y seguiría yendo a reuniones con mi guata a cuestas. ¿Por qué? Porque los tomadores de decisiones deben entender y aceptar el hecho de que las mujeres nos embarazamos y que eso no es, necesariamente, sinónimo de impedimento. Si tuviera que justificarme aún más, diría que soy una mujer sana y no había razón alguna para que dejara de trabajar. 

Esto también nos planteó el desafío, con mi pareja, de compartir el post natal. En Chile es derecho de la madre ceder la segunda parte del post natal con el progenitor de su hijo o hija. Sin embargo, son muy pocos los hombres que toman esa decisión.

Ceder” la maternidad

Cuando fui a hacer la notificación a la Dirección del Trabajo, la persona que me atendió me explicó que éramos muy pocas las que cedíamos días a nuestras parejas. La cifra es decidora. Hasta 2018, sólo un 0,2% de hombres había utilizado el postnatal parental, con una ley que ya tenía 7 años de vigencia. 

El beneficio de la sala cuna es otro aspecto que dificulta el normal desempeño de las mujeres en el campo laboral. El artículo 203 del Código del Trabajo establece que sólo si hay 20 mujeres en una empresa, el empleador deberá otorgar el beneficio. Sería interesante saber cómo esa medida afecta a la empleabilidad. Lo que sí está claro, es que determina que las mujeres somos las principales cuidadoras de nuestros hijos e hijas. Cuestión que en la práctica no siempre es así.

¿Cuánto falta para que cuestiones como la crianza sea corresponsabilidad de ambos padres? Al parecer nos falta mucho.

Más mujeres en UX

El año 2018 vivimos el más reciente despertar feminista en Chile. Esto ha favorecido que organizaciones como +Mujeres en UX emerjan y se hagan cargo de visibilizar y empoderar a otras mujeres. 

Si bien no nos hemos constituido como un gremio, creo que hemos sido relevantes en la visibilización de mujeres en la industria UX y; principalmente, en motivar a nuevas profesionales que se involucren y amen esta disciplina como nosotras. 

A pocos días de celebrar el segundo aniversario de +Mujeres en UX, en medio de un país que está exigiendo mejorar su calidad de vida; debemos admitir que tenemos una enorme tarea por delante. Y las marchas del 8 de marzo 2020, que llevaron a millones de nosotras a las calles, lo dejó muy claro. Las mujeres debemos ser protagonistas y articuladoras del cambio. 

Gestoras del cambio

Necesitamos ser un país más sororo, con paridad y equidad en la casa, en el trabajo, en la escuela. El cambio debe abarcar todos los espacios. No puede ser de otra forma. 

Ad portas de un plebiscito para decidir si modificaremos o no la constitución, esa paridad debe ser transversal. Es vergonzoso que tengamos que garantizar la paridad por ley; como fue el caso del proceso constituyente hoy y la ley de cuotas ayer. La paridad debería ser el piso desde el cual se articulen todas las decisiones y cambios que afectan a nuestra sociedad. 

El feminismo, en simple, es el principio de igualdad entre hombres y mujeres. Esto supone que todas y todos tendremos las mismas oportunidades. En el año 2020, cuando la diversidad es fundamental para ser una mejor sociedad, no podemos pasar por alto el rol relevante que las mujeres tenemos en este nuevo Chile. 

Ahora, ¿cómo aportamos como industria UX a este cambio sociocultural y político que estamos viviendo? Somos una industria donde nuestro capital principal es tener la oportunidad increíble de diseñar mejores productos y servicios. Debemos hacerlo con perspectiva de género, de manera sorora y respetuosa de esas diversidades. 

Acerca del Autor

Andrea Zamora - Directora General

Directora General

Lidero el trabajo de una de las consultoras en diseño de experiencia más importantes de Chile. Con nuestro equipo entendemos cómo comunicar y posicionar productos y servicios, generando experiencias deseables en los usuarios finales. Nos desafía que logren pasar de la conversación a la conversión, a través del diálogo de las marcas e instituciones, con los usuarios que las consumen y requieren.

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