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La adicción a los dispositivos móviles y el bienestar digital se han posicionado como problemáticas importantes de la industria digital. Por años, pareciera que las grandes empresas veían como sinónimos una buena UX y una UX adictiva. Ya no podemos seguir ignorando este problema.
Pero diseñar experiencias menos adictivas no significa diseñar experiencias menos efectivas. Desde la UX, debemos trabajar bajo el compromiso de poner a nuestro usuarios primero. Esto implica orientar nuestro objetivos hacia la satisfacción y fidelización del usuario por sobre la manipulación de este.
Por qué hacer el cambio
Hemos naturalizado el uso de dispositivos móviles en nuestro día a día. La internet se ha transformado en un “lugar” donde pasamos gran parte de nuestro tiempo. Hemos logrado la inmersión en estos espacios digitales y ahora es tiempo de mirar a los efectos de esta.
Las malas prácticas de empresas como Facebook no han hecho más que desprestigiar a la marca. Si nuestro proyecto toma como referentes a estos “casos de éxito”, prontamente nos enfrentaremos a situaciones familiares. Para ir más allá, debemos abordar soluciones a estos problemas y marcar la diferencia.
Cómo lograrlo
Empresas como Google y Apple ya han tomado sus propias iniciativas para permitir al usuario controlar el tiempo que destinan a cada aplicación en sus smartphones. Sin embargo, para lograr un cambio efectivo, los profesionales del área UX debemos tomar la responsabilidad del cambio.
Debemos diseñar experiencias útiles, a las que el usuario quiera regresar por su funcionalidad, no por una necesidad impuesta. Lograrlo no es tan dificil. Prueba alertando a tus usuarios del tiempo que pasan en tu red, introduce las fricciones necesarias y revisa los viajes de tus usuarios para identificar dónde actuar.
Una UX menos adictiva será también una UX más amigable. En tiempos en que la confianza en las plataformas digitales se ha reducido, optar por proteger a nuestros usuarios significa dar un paso adelante para lograr un estándar de diseño más positivo.