Academia y empresas

Aprendizaje más allá de una alianza estratégica

Estrategia digital 5 min. de lectura

Una de las grandes tareas de las empresas del área digital es dialogar con las casas de estudios para levantar modelos de colaboración que generen instancias de aprendizaje mutuo. Compartimos nuestras reflexiones sobre este tema.

Aprendizajes entre empresas y la academia

Aprender es un pilar fundamental en nuestro trabajo en IDA. Entendemos el trabajo desde la investigación, la búsqueda constante de soluciones que nos permitan optimizar procesos y resultados. De otra forma, estaríamos haciendo salchichas. Hemos invertido energía, tiempo y recursos en eso, pero siempre creemos que podríamos ir más allá.

Como explicamos en nuestro post de los 6 años de IDA, siempre estamos sistematizando gran parte de lo que aprendemos, para poder enseñar a otros en el equipo y fuera de nuestra empresa. Sin embargo, a pesar del Blog y los distintos workshop que hemos realizado, siento que no es suficiente.

El desafío para las empresas del área digital y para otras de rubros específicos y cambiantes como el nuestro, es siempre estar dispuestos a dialogar con las casas de estudios. Porque la vinculación con universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica permite levantar modelos de colaboración que sirvan para generar instancias de aprendizaje mutuo.

Desde nuestra vereda, podemos compartir el saber hacer, mientras que la academia, fortalece el ser. No quiero plantear una discusión filosófica al respecto, pero, si nosotros podemos compartir lo práctico de nuestro trabajo y los académicos cuestionar desde el pensamiento crítico, pueden surgir nuevas ideas y procesos que sin duda mejorarán los actuales.

Si bien el día a día nos define como hacedores por esencia, también hemos tenido que ser pensantes, investigar e inventar nuevas formas para desarrollar exitosamente nuestros proyectos, para idear formas de ser destacados en el rubro y entregar mejores soluciones a las marcas que confían en nosotros.

Con los años, hemos adquirido la experticia en el qué y en el cómo hacer, buscando vasos comunicantes entre lo funcional y lo reflexivo. Es decir, no estamos tan lejos de la definición clásica de universidad que deriva del latín universitās magistrōrum et scholārium, y que aproximadamente significa ‘comunidad de Profesores y académicos’.

Si estas comunidades partieron como gremios en la Edad Media, hoy podemos plantear que los distintos gremios tenemos una responsabilidad clave en el tipo de profesionales que la academia está formando. Ahí nuestra responsabilidad tiene que ver con comenzar a generar alianzas para que la industria y la universidad puedan dialogar y aprender mutuamente uno de otro.

Sin embargo, hay un aspecto que no quiero dejar fuera de esta reflexión. Tenemos la responsabilidad de conversar con las casas de estudio sobre lo que necesitamos. Cuáles son las carreras más pertinentes y cuáles son los contenidos curriculares que esperamos que revisen con sus estudiantes para que podamos entregar ofertas laborales atractivas y ellos cuenten con los conocimientos necesarios para esos cargos.

Aún así, creo que no todo se remite a competencias técnicas, a que cada año egresen más y más personas que tienen conocimientos para decir que saben hacer. También deben tener desarrolladas sus habilidades blandas, esas que son diferenciadoras al momento de evaluar el buen desempeño de un trabajador.

Sabemos cuáles son las competencias técnicas que necesitan los profesionales que nuestra empresa requiere, y también tenemos claridad sobre las habilidades blandas que son relevantes al momento de seleccionar o no a un postulante.

¿Las universidades, CFT o institutos profesionales se preguntarán qué clase de profesionales están formando? ¿Cómo los procesos de evaluación, acreditación y definición curricular moldean a esos profesionales?

Aptitudes como la creatividad, la resolución de problemas, el trabajo multidisciplinario y en equipo ¿serán parte de los elementos que las metodologías de aprendizaje refuerzan? ¿o sólo están formando buenos hacedores sin capacidad de tomar decisiones y de gestión de sus tareas?

Extremando posiciones, es muy fácil encontrar profesionales con poco rigor en el hacer, pero con muchas habilidades blandas, criterio y creatividad. Casi tanto como un buen hacedor que no tiene capacidad para tomar decisiones o gestionar su trabajo. Es necesario el equilibrio y ahí, tanto educadores como empleadores, tenemos algo que aportar.

Cuando una persona es muy competente técnicamente, pero no cuenta con habilidades blandas de trabajo en equipo o criterio en la toma de decisiones, termina afectando al correcto funcionamiento de la cadena de producción. Y al revés.

Por eso nuestro interés por aprovechar la conocida vinculación con el medio. Vemos en ese espacio una oportunidad de poder enseñar a otros lo que hacemos, de contribuir al fortalecimiento de planes curriculares que sean aptos para lo que la industria necesita.

También, creemos que es desafiar a las casas de estudio, a que investiguen, a que se relacionen con los que estamos afuera, a que podamos conversar y contrastar las perspectivas de cada uno sobre lo que hacemos.

Pero, además, debemos ser la luz de alerta para cuando esos contenidos no sean aplicables o estén muy separados de lo que como empresas necesitamos, o cuando cuestiones tan simples como saber escribir un requerimiento o expresar una idea no afloren de manera adecuada en los nuevos profesionales.

Acerca del Autor

Maximiliano Villegas - Director de Desarrollo

Director de Desarrollo

Investigo lo último en tecnología web, para ofrecer soluciones innovadoras en los proyectos. Encargado de resolver problemas de integración en diversas API's, servicios y plataformas que operamos. Me gustan los proyectos perfectamente terminados, con código bien estructurado, simple y legible.

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