UX Writing

Una metodología para la inclusión

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Hoy, como sociedad, estamos cada vez más conscientes de lo importante -y necesario- que es diseñar experiencias y contenidos que sean accesibles e inclusivos.

Manos que se unen alrededor de un corazón, lo que hace referencia al valor de la inclusión.

En el último tiempo nos hemos tenido que enfrentar al dilema de la inclusión, y nos guste o no, parte de esa visibilidad es gracias al lenguaje inclusivo. Nos guste o no. 

Puede que seamos más o menos entusiastas del uso de nuevas fórmulas para referirnos a los otros (u otres, si prefieren) pero no podemos negar que gracias a la masificación del uso de la letra e como identificador de un género neutro, hoy somos aún más cuidadosos con la manera en que utilizamos el lenguaje para construir experiencias, y realidad.

Sin embargo, es necesario preguntarnos ¿qué significa ser inclusivos? y aunque la respuesta sea difícil de elaborar, es importante que seamos capaces de diferenciar la inclusión de la accesibilidad. Porque no son lo mismo, ¿verdad?

Diseñando para la inclusión

Hace algún tiempo, en este mismo espacio, compartí algunas consideraciones que debemos tener en cuenta los UX Writers a la hora de crear contenidos accesibles e inclusivos; y si bien son algunos lineamientos generales, no existen definiciones o convenciones sobre cómo diseñamos para la inclusión. Todo queda más bien en recomendaciones y buenas prácticas.

Es por esta razón que descubrí, con alegría, la “Inclusive Naming Initiative”; un proyecto desarrollado en Estados Unidos y que busca elaborar un listado de términos y conceptos que permitan eliminar el uso de términos ofensivos, eufemismos o ambigüedades tanto en el desarrollo de plataformas, a través de la programación, como en la generación de contenidos.

Este listado de términos busca ser material de apoyo y guía para el desarrollo y diseño de proyectos, pero no sólo eso, también aspiran a entregar herramientas y métodos de medición de la efectividad y éxito de la implementación de estas recomendaciones. Una tarea pendiente en estas latitudes.

Cómo evaluamos el lenguaje

Dentro del trabajo que están iniciando en la Inclusive Naming Initiative está disponible un marco de evaluación del uso del lenguaje, donde a través de algunas preguntas podemos detectar qué tan inclusivos y respetuosos estamos siendo con otras comunidades.

Este marco de trabajo propone que si alguna de las respuestas a las siguientes preguntas es sí, o si se duda respecto a ella, se deben hacer modificaciones en el lenguaje empleado. El listado de preguntas contempla preocupaciones en tres niveles, y se estructuran de la siguiente manera:

Preocupaciones de primer orden

Las preocupaciones de primer orden se caracterizan por:

  • Exigencia: independientemente de su uso en el contexto del código o la tecnología, hay poca o ninguna ambigüedad fuera de la tecnología en cuanto a si el lenguaje en cuestión indica daño
  • Identidad-especificidad: el lenguaje en cuestión identifica específicamente de forma inequívoca a un grupo de personas
  • ¿Es el término abiertamente racista?: Los ejemplos incluyen “maestro / esclavo”.
  • ¿Es el término abiertamente sexista, transfóbico o peyorativo sobre una identidad de género?: Los ejemplos no incluyen la “transclusión” de dependencias ni los operadores “binarios”. 
  • ¿El término es abiertamente capacitista o peyorativo para las personas neurodiversas o con algún tipo de discapacidad?: Los ejemplos incluyen la realización de “controles de cordura”.
  • ¿Es el término abiertamente homofóbico?: Los ejemplos no incluyen datos “homogeneizados” u “homogéneos”.

Preocupaciones de segundo orden

Las preocupaciones de segundo orden se caracterizan por:

  • Ambigüedad: fuera del contexto del código o la tecnología, el lenguaje puede tener connotaciones relacionadas con escenarios dañinos como la guerra, la militarización o la vigilancia, pero la etimología real del término no está relacionada con el daño de una identidad específica.
  • Falta de identidad específica: las preocupaciones en esta categoría no apuntan a identidades específicas, o lo hacen de una manera no abierta
  • ¿Es violento el término?: Los ejemplos incluyen comandos “KILL” en sistemas Unix.
  • ¿Es el término militarista?: Los ejemplos incluyen “marshal/unmarshal”.

Preocupaciones de tercer orden

Las preocupaciones de tercer orden se caracterizan por:

  • Claridad: ¿el lenguaje en uso es una metáfora que podría describirse con mayor precisión utilizando diferentes palabras?
  • Antropomorfismo: ¿el lenguaje humaniza innecesariamente componentes o procesos?
  • Idiomático: ¿El lenguaje no es claro para alguien fuera de una cultura específica?
  • ¿Es el término evocador en lugar de descriptivo?: Los ejemplos incluyen “PetSet” (evocador) versus “StatefulSet” (descriptivo).
  • ¿Es ambiguo el término?: Los ejemplos incluyen el uso de ABORT / STOP / KILL en sistemas similares a Unix, donde se asignan a comportamientos específicos, frente al uso general en lenguajes de programación, donde se asignan a diferentes comportamientos o se usan indistintamente.

“Siempre se ha dicho así” 

Es importante destacar que muchas de estas definiciones permiten un cambio, o un giro hacia la inclusión desde procesos como la programación de las plataformas; es necesario reflexionar sobre el uso histórico que hacemos del lenguaje. Pues si bien puede que algunos de los términos que utilizamos son históricos o porque “siempre se ha dicho así”, no significa que, necesariamente, deje de ser problemático.

Parte de este despertar hacia la inclusión, apunta precisamente a eso, a que nos demos cuenta de lo problemático que es hoy, en nuestras sociedades cambiantes, el uso de algunas expresiones y eufemismos.

Acerca del Autor

Francisca Jorquera - Content Manager

Comunicarnos es un ejercicio sencillo y a la vez tan complejo, que muchas veces nos cuesta expresar con claridad las cosas que queremos decir. Por eso la comunicación, cuando es efectiva, es un activo de altísimo valor; permitiendo que tanto marcas como usuarios puedan relacionarse con fluidez.

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