Reglamento SERVEL

La política mundial en “post Obama” y Chile decimonónico

Marketing Digital 5 min. de lectura

Compartimos nuestras reflexiones sobre la reciente decisión del Servicio Electoral de Chile de prohibir las campañas por Twitter y WhatsApp.

En pleno siglo XXI, cuando el mundo ha vivido dos campañas de Obama y a pocos días de cerrarse el proceso de primarias norteamericana, con toda su espectacularidad y despliegue en los medios, con Trump bombardeando la convención Demócrata justamente por redes sociales; en Chile, los noticieros anunciaron que el Servicio Electoral prohibirá hacer campañas por Redes Sociales y por WhatsApp; y yo, cual Marty Mcfly, volví a 1988.

El habitual “tuiteros enojados” con los que muchos medios de papel titulan sus notas sobre la contingencia en las redes, se hizo evidente cuando se conoció la forma en que el SERVEL definía el uso de las redes para la próxima campaña.

Por más que lo piense, no logro entender la medida; es anacrónica y no resiste a ninguna idea lógica. Querer prohibir el uso de RRSS para difundir las ideas de una campaña política, porque hablamos de eso, más allá de lo buenas o malas que sean esas ideas, más allá de lo bien o mal representadas por el político de turno, es no entender cómo funciona el acceso a la información en estos tiempos, cómo se difunden y replican las ideas, como el RT, el meme, el share se masifican como herramientas para decir si estás o no de acuerdo.

Quienes dentro del SERVEL propusieron esta idea claramente viven en otro planeta, en otro tiempo o desconectados de todo. No se enteraron de Napster, WikiLeaks, del caso de la “DCMA y Digg” ni de Edward Snowden.

Señores del SERVEL hay mil y una formas de burlar su decreto. Por simplificarlo, lo que están prohibiendo es que un candidato diga “voten por mí” en Twitter, pero que se resuelve con muchos diciendo “voten por tal o cual”.

Yo entiendo que esto se desprende de una mala ley, que otra vez diputados y senadores no leyeron (o no entendieron) lo que aprobaron. Puedo suponer que el objetivo tiene que ver con fiscalizar los gastos por conceptos de campaña, pero que, al no entender cómo funciona internet, aplican el mismo criterio de “medios offline” a los medios digitales.

Si se analiza el Manual de consulta de campaña y propaganda electoral que está publicado en el sitio del SERVEL, claramente quedaron cortos al hablar de “medios de comunicación”. Porque autoriza la propaganda sólo a “prensa escrita y/o radioemisoras que informaron sus tarifas al Servicio Electoral (…)”. Y, por otro lado, la restringe a diarios electrónicos y redes sociales como Facebook, Twitter, WhatsApp, entre otros. ¿Qué marca esa diferencia? ¿Se están guiando por la separación entre analógico y digital? ¿Por qué en unos si se norma y en otros se prohíbe?.

Creo que lo más sensato y adecuado, especialmente para los candidatos que se presentarán y para las agencias que trabajamos “en digital”, es normar el uso de las redes sociales como una plataforma más de propaganda.

Es necesario definir cómo se rendirán los recursos que se destinen a avisos en Facebook, tweets patrocinados o campañas de Adwords. Es la única manera que veo de establecer condiciones claras para todos y un marco de rendición de los recursos que se destinen para cada acción.

En caso contrario, los que tienen recursos para pagar por medios tradicionales, lo harán; los que no, se quedarán nuevamente sin plataformas de difusión de sus ideas y propuestas; lo mismo que tanto se reclamó por la franja electoral hace años y tanto costó modificar.

Con la actual normativa es muy fácil evadir y dejar esos gastos a la tarjeta de crédito de un particular, sin registros claros donde paga Moya. En un mercado publicitario donde las grandes compañías destinan cada día más recursos a publicidad digital, es contradictorio que en el Parlamento se legisle en pos de prohibir su uso, desconociendo lo relevantes y masivos que son.

Reviso el caso Obama -sus dos campañas y mandatos -, y cómo su equipo es capaz de entender que la tecnología contribuye a posicionar mensajes y comunicar de manera más efectiva y participativa, a hacer sentir a los ciudadanos que sí pueden influir en la definición de un programa de gobierno.

Pienso en cómo las primarias en Estados Unidos nos han mostrado, una vez más, el potencial que tiene usar las nuevas plataformas para instalar discursos.

Vuelvo a mirar lo que hacemos en Chile y, salvo contados esfuerzos, el panorama me decepciona. Porque no estamos entendiendo las nuevas formas de participación, no estamos mirando dónde las personas se comunican hoy, porque tenemos un Parlamento que insiste en prohibir lo que en Internet es tan natural como respirar.

Acerca del Autor

Maximiliano Villegas - Director de Desarrollo

Director de Desarrollo

Investigo lo último en tecnología web, para ofrecer soluciones innovadoras en los proyectos. Encargado de resolver problemas de integración en diversas API's, servicios y plataformas que operamos. Me gustan los proyectos perfectamente terminados, con código bien estructurado, simple y legible.

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