Sobre el orgullo, la pereza y los límites de ser una fuente
El trabajo necesario para el avance de la disciplina.

Quienes nos leen hace tiempo saben que este blog nació con un propósito claro: compartir, ordenar ideas y abrir la conversación sobre diseño y tecnología en nuestro idioma. Es nuestra forma de construir comunidad y de devolver un poco de lo mucho que aprendemos en el día a día.
Por eso, que nuestros artículos se citen en clases o se usen como referencia es, en principio, un orgullo. Es la validación de que este esfuerzo colectivo, que mantenemos con cariño por más de una década, realmente aporta valor.
La necesidad de fuentes y horizontes nuevos en el trabajo
Pero de un tiempo a esta parte, ese orgullo ha comenzado a transformarse en preocupación. Hemos visto nuestro trabajo aparecer en un diplomado universitario con una frecuencia que nos parece inusual por lo alta.
Lo que antes podían ser citas puntuales, referencias para comprender otras fuentes o menciones en cátedras, hoy lo vemos como una presencia sistemática en los materiales de más de una clase y de más de un profesor, convirtiéndose en una base de contenido demasiado recurrente.
Y es aquí donde quiero detenerme, porque lo que veo de fondo es una alarmante pereza intelectual.
Sobre el apoyo y trabajo en la divulgación
Seamos honestos con nuestro propio trabajo: amamos nuestro blog, pero conocemos su naturaleza. Es un material de divulgación. Un punto de entrada. Una colección de nuestras experiencias y reflexiones que, por la velocidad de nuestra industria, a menudo tienen fecha de caducidad.
No son papers, no son investigaciones formales.
La misión de la academia no debería ser actuar como un curador de contenidos de blog. El verdadero valor que un profesor y una universidad deben aportar es tomar esa información base —nuestra o de quien sea— y hacer el trabajo duro:
- Criticarla: ¿Sigue vigente este enfoque? ¿Qué limitaciones tiene?
- Contextualizarla: ¿Para qué tipo de proyectos o empresas aplica? ¿Qué realidades deja fuera?
- Expandirla: ¿Qué otros autores la complementan o la contradicen? ¿Cuál es el siguiente nivel de profundidad?
Y que quede claro, este no es un reclamo por lucrar con nuestro contenido ni un intento de cerrar el acceso. Todo lo contrario. Creemos en la colaboración genuina y hemos tenido experiencias fantásticas que marcan la diferencia. Cuando la academia nos invita a construir juntos, los resultados son enriquecedores para todos.
Construir y trabajar junto con la academia
Nuestros amigos de Duoc UC, por ejemplo, nos han llamado en más de una oportunidad para compartir nuestra visión y experiencia. Eso se ha transformado en participaciones en conversatorios, charlas a alumnos y talleres prácticos.
Una colaboración activa, viva. Desde Colombia, nuestro amigo Néstor Tobar invitó para que Rodrigo Vera y Andrea Zamora desarrollaran y dictaran clases para un maestría en la Universidad Icesi de Colombia.
Estas son las colaboraciones que valoramos: donde se reconoce la experiencia y se nos hace parte del proceso formativo.
Trabajo privado, reconocimiento público
Irónicamente, desde nuestra vereda en el sector privado, hemos hecho un esfuerzo casi de servicio público por crear y compartir conocimiento de forma abierta. Mientras tanto, algunos en la academia, que deberían ser el motor del rigor y la vanguardia, parecen optar por el camino más corto, el del copy-paste con atribución.
No vamos a cerrar nuestro blog ni a ponerle barreras. Nació para ser usado. Pero no podemos quedarnos callados ante una práctica que devalúa tanto la formación de futuros profesionales como el rol fundamental de sus propios formadores.
El conocimiento es para compartirlo, sí. Pero la educación debe ser mucho más que compartir un link.
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