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El país de las otras: la importancia de las mujeres en el espacio laboral

IDA 3 min. de lectura

Cuando era niña —y la investigación, la antropología y el internet no formaban parte de mi diario vivir— siempre pensaba qué hacían las mujeres que no querían la vida de las mujeres adultas que conocía: yo no me quería casar a una corta edad, yo no quería tener muchos hijos, y no quería quedarme en la misma ciudad en la que me crié.

Quería aventuras, quería aviones, quería libros y quería historias que nunca antes alguien había escuchado. 8M

Tengo plena consciencia que esta búsqueda involucra privilegios que muchas niñas no tienen, como aquellas  obligadas a cuidar, trabajar y demostrar su valor en función a la cantidad de trabajo doméstico son capaces de producir. 

Estos privilegios me llevaron justo a donde quería estar. Me convertí en investigadora, y he logrado mostrar y mantener mi trabajo a través del tiempo, y quiero que otras niñas y adolescentes, que también se vieron enfrentadas a esta falta de referentes, puedan encontrar a alguien a quién seguir.

El país de las otras

Manifestación feminista con personas sosteniendo pancartas sobre derechos de las mujeres y violencia de género. Foto por Bárbara Zandoval en Unsplash.

Lo que más amo del internet es la posibilidad de encontrar a otras que –como mis compañeras de trabajo y yo–, ocupan este vasto espacio para contar cómo  mujeres avanzan en sus respectivos campos de interés: en las ciencias sociales, en las artes, en STEM, y en saber vociferar los derechos que poco a poco nos hemos ganado y hemos mantenido en el tiempo. 

Lo interesante de lograr estos espacios no es que solamente nos demostramos a nosotras y a quienes nos rodean que sí era posible, si no que también nos convertimos en las gigantes para que futuras generaciones puedan usar nuestros hombros. 

Creo de una manera muy ferviente, que mi labor en IDA –así como las de mis compañeras, es ser pavimentadoras de las futuras diseñadoras, investigadoras y creadoras de contenido que trabajen en STEM o en producción. Mientras más sea visto nuestro trabajo, nuestra opinión respetada y nuestra visión de mundo usada como estratégica, más personas, como tú o como yo, podrán llegar a donde tienen que llegar.

Sobre las ventanas y las habitaciones propias

Creo que es muy importante, un 8 de marzo como cualquier día del año, que tengamos nuestra habitación propia desde donde escribir y desde donde hablar. 

Me siento privilegiada de decir que mi habitación propia también existe en mi trabajo y en mi quehacer. La importancia de haber armado esta habitación dentro del espacio laboral no es solamente importante para mi vida personal, para mi quehacer o para la convivencia con mis compañeras, sino que también para quienes ven el trabajo desde afuera.

Ver la luz prendida en la ventana y darse cuenta hasta dónde podría llegar, cuánto se puede soñar, también es nuestra labor como mujeres en espacios de poder y de decisión. Demostrar que este espacio es tanto público como privado es la principal tarea que, según mi parecer, tendremos en el futuro del feminismo y de las mujeres insertas en la fuerza laboral. 

Feliz 8M a las mujeres y disidencias que decidieron no escuchar a las convenciones que les rodeaban, y empapelaron su habitación propia con las cosas que sí importaban: autonomía, aceptación y decisión.

Acerca del Autor

Rocío Camus - UX Researcher

Antropóloga que tiene por eje la investigación cualitativa y la comprensión de los fenómenos que afectan a las personas de manera cotidiana. Metódica y curiosa en la búsqueda y combinación de procesos y herramientas, busca comprender cómo se mueve, qué hace y qué motiva a los usuarios, para poder entregar insights de valor al proceso de diseño de experiencia.

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