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Consejos para hacer clases online

La experiencia de hacer clases online parece innovadora hasta que te toca ser la docente a cargo de ellas. ¿Es distinto? ¿Es más difícil? ¿Cómo consigo captar la atención de un público al que no puedo ver? 

Con esas preguntas comenzó mi primera experiencia de hacer clases en línea. Debido al estado de pandemia mundial en el que nos encontramos, la PUCV determinó la suspensión de clases presenciales hasta que el estado de emergencia sanitaria pase. Así fue como a pocos días de iniciar el semestre, me enfrenté a tener que hacer mi curso de Arquitectura de Información para la Escuela de Periodismo de manera remota. 

Dos semanas después, y gracias a que nos habilitaron Meets de Google, hay algunas recomendaciones que me gustaría darles. 

Revisar los contenidos 

Para poder hacer clases online hay que repensar todo lo que querías compartir. Principalmente, porque el feedback que se puede obtener a través de la comunicación no verbal de los estudiantes, desaparece completamente. 

No son muchos los que habilitan su transmisión de video, incluso cuando quieren preguntar, por lo que hay que acostumbrarse a la idea de hablar frente a tu pantalla sin tener certeza de que hay alguien allá afuera. A pesar de que veamos 40 estudiantes conectados, no sabemos qué tan cierto es. 

Lo primero que debes considerar es cómo desarrollarás la presentación. Es importante que, además de privilegiar imágenes por sobre textos, seamos capaces de explicar adecuadamente los contenidos. Aunque esto no es distinto de una clase presencial, cuando es remoto, debes ir reforzando preguntas a tu público, especialmente para saber si entendieron. También para confirmar si están prestando atención. 

La invitación a tus estudiantes es contar su propia experiencia a partir de la clase. También, conocer qué situaciones cotidianas identifican a partir de lo que estás explicando. Ambas técnicas ayudan a motivar a los estudiantes para que participen de la conversación. 

Estamos aprendiendo juntos 

Otro aspecto positivo es ser sinceros. Yo comencé diciendo que era la primera vez que hacía clases online, por lo que podía ser más lento. Sin embargo, era una oportunidad para poder aprender algo nuevo. 

Mi curso ya había tenido clases online el semestre pasado y la práctica era más habitual para ellos. Yo sólo había participado de algunos webinar, aunque la experiencia no es muy distinta. 

También les expliqué que el programa del curso podría cambiarse debido a que la pandemia nos había pillado un tanto desprevenidos. 

Elige un lugar cómodo

En la primera sesión, como no me encontraba en situación de cuarentena total, pude hacerla desde la oficina vacía. La segunda semana, dado que vivo en la zona de exclusión de la región Metropolitana, tuve que cambiar de plan. 

Les expliqué a mis alumnos que, aunque estaba en casa, era un espacio compartido, por lo que podían aparecer mis hijos o podía sufrir alguna otra interrupción.

Ante esto, fue muy importante la elección del lugar. Con dos niños chicos en casa era muy difícil aislar un área de la casa para mi. En mi caso, nuestro escritorio comparte espacio con la sala de estar donde mi hijo juega. O sea, descartó de plano mi aislamiento. Por eso, elegí el living. Este era el lugar más amplio, pero el único que contaba con acceso restringido a mis rommies

Es ideal elegir un lugar con buena iluminación y donde no se escuche mucho ruido. También me ayudó contarle al papá de mis hijos cuáles eran mis horarios de clases. Ya que así sabían en qué momento podían venir al otro lado de la casa. 

Planifica actividades en clases

Al realizar actividades en clases online, “matas dos pájaros de un tiro”. Primero, logras que los estudiantes estén realizando una actividad y, al mismo tiempo, puedes hacer seguimiento de su participación. 

Además, es una excelente oportunidad para probar herramientas de trabajo colaborativo en línea. En mi caso, y por sugerencia de Rodrigo Vera, usé Miró para realizar un ejercicio de Mapa de empatía con los distintos grupos de trabajo. 

Por otro lado, es un buen recurso para no hacer una clase plana en que solo el docente habla o explica. 

Clases autoexplicativas

Uno de los principales aprendizajes de este periodo de aislamiento ha sido confirmar que las condiciones de conectividad son un privilegio de pocos. Tengo, en 2020, por lo menos 3 estudiantes que por razones geográficas, no tienen acceso a Internet en sus casas. Del resto, muchos ocupan el plan de datos de sus celulares. 

En ese contexto, y aunque siempre he subido mis clases al Aula Virtual, he tenido más cuidado de agregar enlaces de lectura complementaria en casi todos los módulos. Con ello, me preocupo de hacer textos más descriptivos. 

También he cuidado que las presentaciones se puedan “leer” sin necesidad de un “presentador”. Además, y gracias a que usamos Meet, he grabado mis clases. Sé que los estudiantes sin acceso a una buena conexión no podrán ver los videos en el corto plazo, pero si esta situación pasa pronto, puede ser un buen material sobre el cual volver.

Compartir y aprender juntos

La docencia siempre nos desafía a ser creativos y generosos al compartir nuestro conocimiento. En las condiciones actuales, cuestiones como la planificación de clases y el uso de la tecnología y plataformas colaborativas, nos permite desarrollar nuevas competencias para el proceso de aprendizaje. 

Sin embargo, si no tenemos claro de qué hay un problema de acceso y velocidad que muchos de nuestros estudiantes enfrentan, los contenidos de los cursos y su proceso propio de aprendizaje será más difícil. 

Enseñar y compartir a través de la web, nos invita a ser empáticos con nuestros alumnos. A ser precavidos y tomar acción pensando en el futuro.