Información personal online

Privacidad de datos personales a través de plataformas online

Estrategia digital 5 min. de lectura

Revisamos el concepto actual de privacidad en Internet y cómo afecta a la protección de datos el uso de plataformas colaborativas y las recientes compras y ventas de comunidades entre empresas.

Privacidad online

Navegar no es una actividad ni privada ni anónima, muchos usuarios entienden bien esto. El problema es que nos hemos acostumbrado tanto a usar servicios gratuitos a cambio de datos personales, que se nos olvida que está en juego nuestra privacidad.

Una definición ampliamente usada y aceptada del concepto de privacidad en Internet es:

Control de la información que posee un determinado usuario que se conecta a Internet, interactuando en diversos servicios en línea con los que intercambia datos durante la navegación.

Sin embargo, debido a las características de la red y las plataformas, el control sobre estos datos nunca será absoluto, por lo que la privacidad total o real no existe. Todo lo que se transmite por Internet puede ser registrado, monitoreado, duplicado y difundido, de distintas formas.

Incluso cuando los datos son borrados por los usuarios, queda un registro en el sistema y es posible hacer un seguimiento.

Esto último lo pudimos comprobar nosotros mismos cuando un cliente borró archivos de nuestra cuenta en Google Drive. Haciendo una investigación muy corta, logramos recuperarlos siguiendo las notificaciones en el cuadro de registro de cambios. A pesar de que el documento había sido borrado y ya no era accesible desde la interfaz principal, al clickear en la notificación era posible visualizarlo.

Por esto, el control de la privacidad debe enfocarse en la planificación cuidadosa de los datos que se comparten, más que en la configuración de las cuentas. Las estrategias de personal branding dan una respuesta a esta problemática al establecer normas que guían la publicación de información propia.

Solo una vez que una persona o institución ha definido los tipos de contenido que compartirá en Internet, ya sea de forma pública o privada, debe preocuparse de la configuración de privacidad de la cuenta. Esto nunca debe hacerse al revés, porque todo lo estuvo en modo público en algún momento, es posible que aún pueda ser accedido por terceros.

¿Qué pasa con los datos cuando una empresa compra a otra?

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A veces planificamos bien qué queremos compartir y dónde queremos compartirlo, pero luego una empresa compra la plataforma ¿qué pasa entonces con la información que le confiamos a una red en particular?

La planificación puede ayudar a tener cierto control, pero no es garantía de que la información se mantendrá en una sola plataforma.

Cuando Facebook compró WhatsApp en 2014, se abrió una discusión sobre el traspaso de información que podría ocurrir entre las plataformas y se puso en duda la privacidad de los datos que se transmiten a través de aplicaciones móviles.

Hasta ese momento, una app en nuestro propio smartphone parecía más segura que una red social que funciona en la web y hasta es indexada por Google.

Les tomó solo un par de años terminar con el discurso de WhatsApp sobre el respeto a la privacidad. Aunque ya era evidente que las plataformas compartían datos de uso, la empresa se vió forzada a pedir consentimiento explícito a los usuarios.

¿Recibiste una “sugerencia de amistad” de una persona de la que solo tienes su número de teléfono? Para muchos, la notificación de su nueva política de privacidad pareció un poco tardía.

En algunos modelos, la notificación incluso advertía que los usuarios que no aceptaran el traspaso de información no podrían seguir usando la aplicación. Esto nunca fue cierto.

Hace poco empezaron los rumores sobre la venta de Twitter y se habla incluso de que Disney y Microsoft estarían interesados. ¿Cómo afectaría esto a nuestra privacidad?, es importante empezar a pensar sobre lo que compartimos en Internet como un conjunto y no como datos de exclusividad de una plataforma.

Reacciones y soluciones a la falta de privacidad

Frente a este escenario, algunas personas pueden optar por no entregar más sus datos a cambio de servicios, mientras que otras prefieren hacerlo todo público.

El primer caso es poco realista, porque son demasiados los servicios que usamos en línea y que ya tienen nuestra información. Además, serán incluso más cuando el Internet de las cosas se masifique.

Hace unos años los celulares solo podían navegar sitios web, hoy tienen aplicaciones, GPS, interactúan con otros dispositivos y hasta actualizan la hora, fecha e idioma, usando datos compartidos por Internet.

La segunda opción, tristemente, parece más realista. Pero surge un gran problema cuando pensamos en transacciones bancarias y servicios para trabajar en la nube, donde se maneja información sensible. ¿Significa esto que ya no podremos confiar en este tipo de servicios?

Las distintas empresas están buscando soluciones para recuperar su credibilidad y ofrecer servicios que respeten la privacidad de las personas. Google, por ejemplo, anunció que marcará como inseguros los sitios que no cuenten con cifrado.

Lo único que nos queda por hacer como usuarios es planificar con cuidado los datos que publicamos, investigar las opciones de seguridad e informarnos sobre las mejores prácticas en este ámbito.

Acerca del Autor

Investigamos las tendencias en proyectos y estrategias digitales para complementarlas con nuestra experiencia en artículos informativos. Nuestro objetivo es aportar al desarrollo del área, discutiendo la efectividad de las tecnologías y técnicas aplicadas.

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