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Patricia Peña, un análisis sobre la libertad de expresión e Internet segura

En Chile, 2 de cada 3 mujeres ha sufrido algún tipo de violencia online. Así lo demuestra el Primer Estudio de Violencia de Género Online, realizado por ONG Datos Protegidos el año 2018. Este concluye que al no existir una legislación que proteja y sancione la privacidad de los datos en Chile, la mayoría de los agresores queda impune, generando consecuencias negativas para las víctimas.

Tras los casos de violencia de género online, ocurridos durante las últimas semanas la  periodista, académica y Directora de la ONG Datos Protegidos, Patricia Peña, analizó la realidad chilena en cuanto a protección y normativa online.

Durante enero, se presentó el proyecto de “Ley Pack” que pretende sancionar la difusión de imágenes no consentidas, sin concebir otros tipos de ciberacoso. Por su parte, el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, agregó observaciones al proyecto de Ley de Violencia Integral, que incluiría los tipos de violencia online que sufren las mujeres.

Sobre ello, hablamos con Patricia Peña.

¿Cuál es el análisis respecto a los proyectos de ley contra el ciberacoso?

En general, con cualquiera de los dos proyectos de ley que hay hoy día, Ley Pack o  Ley de Violencia Integral, hay una mejora sustantiva.

La Ley Pack es un avance en el sentido que definitivamente reconoce la difusión de imágenes no consentidas como un delito. Este proyecto, está centrado particularmente en la violencia con la pareja, porque la Ley Pack es muy específica en cuanto a eso.

Algo importante dentro de este proyecto, es destacar el hecho del vínculo afectivo o de confianza dentro de la relación. Esto es importante, porque al estar en pareja, existe cierto consenso. Ya sea si te grabas o si te sacas fotos, es íntimo, es algo privado. Nadie puede entrar en un espacio tan privado como la relación de pareja. Por eso, el punto que aborda este proyecto, también es el tipo de sanción respecto a las imágenes que han sido tomadas en ese contexto y son llevadas fuera, con otro fin.

¿Está bien hablar de pornovenganza?

No, de hecho, un gran avance dentro de este proyecto, fue haber reemplazado la palabra “pornovenganza” o pornrevenge que se usa coloquialmente para identificar esta práctica, por imágenes íntimas no consentidas, que es el concepto que se está usando hoy día, con una perspectiva más de derecho.

Hablar de “difusión de imágenes no consentidas”, logra quitar la connotación de pornografía al hecho, lo cual suele incitar la sensación de culpa o merecimiento en la víctima. Por eso, lo correcto es hablar de difusión de imágenes no consentidas.

¿Son suficientes los objetivos de estas leyes para sentirse amparado o protegido por la ley?

Son un avance, pero claramente, en toda esta discusión y todo este revuelo del caso nido, nos empezamos a dar cuenta de que obviamente también hay un vacío. No es suficiente tener la Ley Pack. Ya que está acotada al ámbito de la relación de pareja, y solo considera imágenes o videos íntimos. El proyecto de ley, tampoco es específico respecto a los casos de edición de fotografías o videos y otros aspectos de violencia en Internet.

Suponemos que cuando el proyecto se comience a discutir, hay posibilidades para que se amplíe. Entonces, obviamente con todo este caso, queda súper claro el vacío legal que tienen estos proyectos, porque no tenemos marcos legales (al igual que en otros países de Sudamérica) que reconozcan la violencia de género o la violencia digital, como un tipo de violencia.

¿Deberíamos seguir el ejemplo de la Unión Europea y su normativa Reglamento general de protección de datos de la Unión Europea (GDPR)?

Lo que ha hecho la UE cuando el año pasado con su gran marco regulatorio acerca de Datos Personales, ha ayudado mucho, por ejemplo, con el caso de Cambridge Analytica. La Unión ha sido bastante crítica con Facebook y con Google a quienes está haciendo pagar impuestos y otorgado responsabilidad editorial.

La discusión, acerca de de la libertad de expresión es un tema para la relatoría de Naciones Unidas. El cómo mantienes la libertad de expresión, que se supone sigue existiendo en Internet, en cualquiera de sus formatos o plataformas, y a la vez, resguardadas aspectos de privacidad, derechos humanos, y por supuesto la protección de datos personales,  es un tema crítico en el contexto de la economía digital que justamente estamos viendo venir.

La UE es un referente para el resto del mundo, que efectivamente no tiene legislación al respecto. Pero en América Latina, efectivamente no tenemos normativa. Hace unos días, el Observacom ha estado convocando permanentemente a una serie de foros y debates donde participan organizaciones de Argentina, Brasil, Uruguay y Perú que están super interesadas en proponer una tercera vía para Latinoamérica.

Creemos que es necesario tener un una postura, y no necesariamente un código penal o legislativo, respecto a cómo se ejerce presión para que efectivamente las plataformas tengan una actitud realmente proactiva frente a temas de violencia y protección de datos en línea.

En Estados Unidos, existen sistemas de reportes, donde te vinculan a una ong relacionada al tema de interés o motivo de denuncia.  Entonces en Sudamérica, la pregunta es, por qué las plataformas y redes sociales no se vinculan con organizaciones que puedan hacer algo más para ayudar en casos como éstos y no solamente quedar en el reporte del contenido violento o de la cuenta abusivo.

Por eso, en necesario ser críticos con las plataformas. Y trabajar en conjunto a organizaciones de la sociedad civil en búsqueda de nuevas soluciones para la región.

En ese sentido, ¿Podemos confiar nuestros datos a las redes sociales y plataformas?

No hay que perder de vista en esta discusión que las plataformas, cuando iniciaron, por supuesto que no tenían considerado este tipo de prácticas dentro de su espacio.

Cuando Facebook y Youtube ofrecen sus plataformas, te decían “sube tu video y sé famoso”, o “conéctate con tus amigos”. Pero claro, en ese momento, Facebook no era un espacio para ver noticias, era para encontrarte con tus amigos. Y hoy prácticamente es un medio. Tienes acceso a noticias, campañas, marketing, todo. Todo ocurre en el contexto de Facebook.

Por lo tanto desde la mirada más crítica, hay que ser capaces de observar cómo estas empresas se demoran mucho tiempo en adecuar sus políticas de uso, y deberían tener reglas del juego muy claras en cuanto a cómo sancionar los discursos de odio, situaciones de violencia, etc. Sin embargo, se han amparado en decir que ellos no son responsables de los contenidos que se suben.

El problema que tienen las plataformas y las corporaciones como Google o Facebook, es que son grandes empresas. No olvidemos que Facebook es dueño de Whatsapp e Instagram, y con eso tiene casi cuatro mil billones de usuarios en distintas plataformas. Prácticamente controlan, a través de sus aplicaciones buena parte de las comunicaciones que ocurren todos los días en el mundo.

El comportamiento de las plataformas es propio. Cuando les conviene, ajustan sus normas. Por eso, hay que tener una mirada súper crítica. Nosotros estamos demasiado mal acostumbrados a ser usuarios pasivos para estas plataformas. Ellos usan tu información, y usan los datos de empresas, servicios y personas de todo el mundo.

Se entiende que las empresas de RR.SS y plataformas hoy día, tengan una visión de que deben que tener una respuesta frente a la ciudadanía, pero por otro lado, desde este lado, hay que ser bastante más exigentes.

¿Aumentó la violencia online con la aparición de la redes sociales?

La redes sociales no han aumentado la violencia online, sino que efectivamente hicieron más factible la exposición de muchas mujeres. Porque precisamente el gran aporte de las redes sociales, es que le han permitido ha mucha gente que no necesariamente va a tener una expertis en cómo publicar en internet, publicar algo.

Por ejemplo, hace casi 10 años atrás, cuando teníamos Fotolog, eran las mismas situaciones. El tema ahí es ver cómo se van entendiendo los foros como un espacios donde mucha gente aprovecha, incluso de manera anónima, poner comentarios violentos o acosadores. Esa es una práctica que empezamos a ver hace más de 15 años.

Sí hay una intensificación de esto que significa estar expuesto, estar visible permanentemente. Todos queremos contar en qué estamos, dónde fuimos, qué estamos haciendo. Hay una cultura digital acerca de la exposición de uno mismo, que no hay que juzgar como mala o buena, o dañina. Ese no es el punto.

¿Cómo afectó el caso de Nido a  los procesos respecto a ciberseguridad?

Ha sido muy terrible ver explotar este caso, pero instaló una conversación que no estaba y el desafío es hacerse cargo de ese debate. En ese sentido, la Ley Pack fue bastante visionaria con respecto al caso de Nido, ya que lo que más se observa ahí es difusión de imágenes no consentidas. Por eso, ahora esperamos que justamente ayude a ampliar la discusión en cuanto al ciberacoso y la violencia de género online.

¿Cuál es el diagnóstico de Chile en cuanto a protección de datos y ciberviolencia de género?

Sobre Chile no sabemos mucho. Datos Protegidos hizo su primer reporte el 2018, pero la muestra no es tan grande. Sabemos que hay un desafío súper grande en tener un estudio sobre la situación que viven las mujeres de distintas edades en las distintas regiones de Chile que nos permita tener un diagnóstico completo.

Sabemos que otro tipo de violencia que estamos viendo, es la divulgación de información personal. Es ahí donde la Ley de Datos Personales nos puede ayudar. Porque viene a resguardar la difusión de estos. Y eso implica que también falta desnaturalizar en las y los chilenos, la entrega del rut para cualquier cosa.

Debemos concientizar acerca de buenas prácticas de ciberseguridad y las consecuencias que podría tener en nuestra vida, el descuido de nuestros datos personales.