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Padres millennials: ¿Cómo garantizar la seguridad de los niños en Internet?

Los millennials se caracterizan por, entre otras cosas, estar muy familiarizados con la comunicación digital (Internet, celular y redes sociales). Además, parecen no estar dispuestos a someterse a trabajos esclavizantes y disfrutan viajando, sin mayores ataduras.

A pesar de esa descripción, un número importante de los miembros de esta generación se ha convertido en padres, aunque muchos ya bordean los 40 años. Y lo hacen de una forma distinta.

“Los millennials quieren ser padres más presentes en la vida de sus hijos, lo que hace que la paternidad sea mucho más igualitaria que en generaciones anteriores”, detalla un estudio realizado por Crowdtap.

En esto la tecnología tiene un rol fundamental. “Para obtener consejos sobre la crianza de los hijos, los padres millennials dicen que recurren a sus madres. Internet y las redes sociales son las siguientes fuentes más influyentes de consejos para padres”, detallan.

Este permanente uso e interés por la tecnología es algo que traspasan a sus hijos. Y en este punto es necesario reflexionar sobre la seguridad de los contenidos a los que están expuestos los niños.

YouTube Kids no es tan inofensivo como parece

Esto ya lo había analizado James Bridle, periodista, escritor y artista ligado al mundo tecnológico, en el artículo “Something is wrong on the Internet”. Según Bridle, hay múltiples ejemplos de videos en YouTube Kids con contenidos inadecuados para los más pequeños.

El problema es que se pueden encontrar videos con personajes muy conocidos por los niños, protagonizando escenas violentas o de otros tipos. Como la aplicación funciona con algoritmos de recomendación de la plataforma, varios de estos videos logran encabezar las listas de popularidad y obtener ingresos publicitarios.

Enrique Dans, experto en Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), aborda en su blog estas vulneraciones que puede experimentar esta plataforma, para analizar las falencias que tiene Internet.

“La combinación de factores como el desarrollo sin límites de la economía de la atención, los algoritmos que premian el sensacionalismo o el contenido más impactante, las posibilidades de anonimato o de trazabilidad compleja y otra serie de características de la red han dado lugar a un sistema en el que constantemente nos sorprendemos encontrando cosas que, si hacemos caso a la gran mayoría de observadores, no deberían estar ahí. Pero en realidad, el verdadero problema no está en Internet: está en la naturaleza humana”, plantea el autor.

En otras palabras, son personas las que retuercen el real sentido de una plataforma como YouTube Kids, para darle un uso inadecuado. Lo más complicado es que esta es una acción que se desarrolla en la impunidad y, por la vorágine tecnológica, es difícil de controlar.

“Cuando un individuo malintencionado encuentra una manera de aprovecharse de una plataforma determinada, la mayor parte de la sociedad ni siquiera es capaz aún de entender qué es lo que está haciendo (…) ¿Cómo adaptar la legislación y los sistemas que tratan de poner bajo control lo peor de la naturaleza humana en un marco que evoluciona tan rápidamente?”, plantea Dans.

Aplicaciones peligrosas

El mayor acceso a celulares, tablets, iPads y computadores que tienen los más pequeños, permite que accedan a infinitas opciones de aplicaciones. Aunque en su mayoría son inofensivas, hay muchas que resultan peligrosas.

En Check up newsroom y también en USA Today, se enumeran algunas aplicaciones de moda entre niños y adolescentes. Atención con ellas:

¿Cómo garantizar la seguridad de los niños?

¿Existe alguna manera de asegurar que los contenidos de las apps a las que acceden niños y niñas son seguros?

A muchos les resulta útil recurrir a herramientas como apps de control parental. Sin embargo, es mejor mantener una comunicación constante con niños y adolescentes. El buen uso de internet, especialmente en preadolescentes y adolescentes puede ser fortalecido por adultos que educan y acompañan. En el caso de los más pequeños, no se puede delegar a una aplicación el cuidado de un niño. Se requiere estar presente y revisando de manera permanente a qué contenidos acceden.