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Hoy es posible pagar por servicios desde un teléfono móvil, conversar con una marca directamente en redes sociales, revisar los detalles de un producto o servicio a través de videos, artículos e imágenes, y acceder a una enorme cantidad de información personalizada.
¿Cómo pueden aprovechar las empresas estas funcionalidades? Las posibilidades no se limitan solo a tener un sitio web. El mundo digital ofrece una enorme variedad de opciones, que con ayuda de un plan, creatividad y manejo de las herramientas, se pueden coordinar bajo una misma estrategia.
Crear un ecosistema digital significa configurar el entorno óptimo para que un proyecto alcance sus objetivos en Internet, poniendo toda la tecnología disponible al servicio de una empresa y sus clientes.
Elementos que configuran un ecosistema digital
Un ecosistema digital se compone de canales y plataformas en las que intercambia información digital y se interconectan servicios. Los elementos básicos que coordina son:
Objetivos
Define en detalle las metas finales del proyecto, las que guían el diseño de las plataformas y todas las acciones a realizar en Internet.
Los objetivos más comunes son:
- Conseguir más visibilidad
- Crear una imagen de marca definida
- Captar y fidelizar clientes
- Aumentar las ventas
Identidad de marca
Determina cómo se verá la empresa en Internet, qué imagen y personalidad reflejará, y cuál será su misión y visión en canales digitales. Requiere de la creación de un manual de normas gráficas, una guía de estilo editorial digital y un plan de interacción con usuarios.
Canales digitales
Son los canales en los que la empresa estará presente. Para lograr un entorno óptimo, debe estar en todo los lugares donde los usuarios están, maximizando las opciones de contacto y expandiendo la visibilidad.
Algunos de los posibles canales son:
- Sitio web oficial
- Redes sociales
- Micro sitios
- Blogs
- Correo electrónico
- Aplicaciones móviles
- Extensiones para navegadores
Plataformas o dispositivos
El ecosistema digital debe considerar también los distintos dispositivos desde los que los usuarios acceden a Internet, solo así se podrán diseñar las estrategias adecuadas y optimizar los servicios de acuerdo a ellos.
Los principales son:
- Smartphones
- Tablets
- Computadores de escritorio
- Televisores
- Wearables
Sistema de medición y optimización
Un sistema de seguimiento y medición global permite llegar a las conclusiones correctas y optimizar los servicios pensando en el ecosistema completo. Además, mantiene el foco de las estrategias, orientándolas hacia la consecución de los objetivos generales.
Mantener la coherencia y cohesión
La clave para crear un ecosistema está en la adecuada comunicación entre las distintas áreas y el control sobre la ejecución de acciones, por lo que la gestión es fundamental. Aunque el proyecto sea muy grande y los equipos trabajen por separado, todos deben comprender la estrategia global y manejar la información para realizar un trabajo coordinado que dé como resultado una experiencia de usuario óptima y una identidad coherente.
En este sentido, las responsabilidades principales de cada área son:
- Diseño web: Mantener la coherencia visual entre los distintos canales.
- Arquitectura de información: Generar una estructura global y asegurar la interoperatividad a través de los canales.
- Desarrollo: Mantener un orden, unificando los criterios en pos de la eficiencia.
- Analítica web: Estandarizar el marcado para orientar todo el ecosistema hacia las metas, coordinando objetivos, puntos de contacto e indicadores.
- Contenidos: Aplicar una guía de estilo digital con un tono definido y mensajes claros en todo el proyecto.
- Marketing digital: Definir las palabras claves por las que se posicionará a la empresa y coordinar los anuncios de pago para orientarlos hacia los mismos objetivos y transmitir la personalidad definida.
Aprovechar la tecnología disponible y ponerla a trabajar para las empresas significa ser capaz de visualizar el funcionamiento coordinado de una enorme cantidad de variables. Es un trabajo complejo, pero no imposible, y cuando está bien logrado se traduce en una eficiencia óptima de los esfuerzos invertidos.
Cuando todas las acciones se orientan a lograr un objetivo y su rendimiento es medido y optimizado adecuadamente, cada tarea cobra sentido y tiene un retorno concreto.