Detalles sutiles como movimientos, realces de color o cambios en el desplazamiento. Las microinteracciones pueden o no pasar desapercibidas por el usuario. Muchas veces alivianan la relación con el producto y generan una experiencia mucho más agradable sólo por existir.
¿Qué es una microinteracción?
La microinteracción suele acompañar a una microcopia, pero otras veces, no acompaña a nadie más que al usuario. El objetivo principal de éstas, es disminuir la brecha entre el producto y el entendimiento del usuario. Es decir, anular la pregunta: ¿Qué pasó? y la eterna duda: “No sé lo que hice”.
Por el contrario, la sutileza de las microinteracciones otorga seguridad. Como por ejemplo, el cambio en el color del botón de compra, o la aparición automática de un 1 en el carrito de compras. Todo eso que el usuario puede ver, pero que no le molesta. Es más, sólo le da seguridad.
Beneficios de las microinteracciones
Si el estudio de usuarios y los test de usabilidad demuestran ciertas falencias, o nuestro diseño posee microinteracciones que han facilitado la navegación, podemos comprobar que estas nos ayudan a generar una reacción emocional positiva de parte del usuario. Esto se debe a que los flujos de trabajo son más fluídos e intuitivos, debido a:
- Otorgan retroalimentación inmediata para el usuario, lo que da seguridad.
- En aplicaciones pueden guiar al usuario en el desempeño de sus tareas.
- Previene errores.
- Incentiva a la interacción con notificaciones o al uso de herramientas.
Adiós incertidumbre
Aplicar y diseñar microinteracciones es una tarea clave para el diseño de experiencia. Te invitamos a visitar Little Big Details, una colección que detalla y explica las microinteracciones disponibles en diferentes softwares y aplicaciones.